Rehén, un reflejo. La del poeta rehén de su propio discernimiento quién golpea en la noche pitadas de ensueño. Muerte propia que abunda en el cántaro del tiempo y su ocupación tediosa.
El bosque de la razón encuentra su pesar, le da consuelo lagrimeando abrazado a el.
Una imagen... Observando nuevas telarañas en las entradas de los edificios construidos hace siglos, Camina por conventillos que antes fueron nuevos y que ahora se caen a pedazos! se acuesta dando la espalda y la cabeza ladeada hacia un costado de la pared, deja caer la baba, Quita con el dedo las cascaras de pintura blanca... y grita.
(una mujer de unos veintisiete años pasa por al lado y lo mira de reojo, sonriendole).
Los extranjeros que viven en las pocilgas se burlan de el y beben brebajes místicos que les recuerdan su tierra.
Se dice a si mismo-¡Yo puedo!.-. -¿ que importa el resto?-
-¡Puedo vivir mi vida silenciosamente y nadie se dará cuenta, pues a nadie le importa si respiro!-
Apoya el codo en una de las baldosas rotas para levantarse del suelo y cae con su cara lastimandose la boca. Un vigilante que en su ronda lo halla boqueando, escupiendo entre sollozos los pocos dientes que le quedan; lo despacha de un cachetazo hacia la esquina. Su sombra solitaria es el espejo de días repetidos en el calendario. Le acompaña siguiendo agazapada, preparada para saltarle encima
.- Un comerciante le pregunta si se encuentra bien-. -!Desear el abismo! No morir encerrado y sin aire en las paredes! -es la replica-.
Francotirador
miércoles, 28 de enero de 2015
domingo, 9 de noviembre de 2014
Enamoramiento
Enamoramiento
Yo recuerdo estar en tu alforja de verano desde la figurita
que te regalé, porque sabía que te gustaba coleccionar estampitas que repartían
los chicos en los trenes del Belgrano y San Martín..
Cuando los días en agosto y septiembre se volvían hacia nosotros
saludándonos amablemente.
Solo compartimos chocolates antes y después de hacer el amor. A
medida que el alejamiento arriba del ómnibus se hacía palpable en la memoria, nuestras manos
sigilosas se metían en los bolsillos buscando ser ese salvoconducto hacia
esa otra cosa irreal …
La figura en forma
de barco, la foto vieja, perdida, que alguien con desesperanza halló; Una mañana en que todo parecía andar mal. Nos devolvió despacio al plano de los sentidos.
Ganándose poco a poco, como se mete la humedad en los
poros y el agua fresca desborda los charcos bajo una lluvia torrencial.
Enfangados hasta los tobillos caminábamos a nuestro hogar en las
lomadas de San Pedro.
La humedad...
El azúcar chorreando de la mesa de patas agujereadas. Las
paredes donde las hormigas -sin que nada les importase- hallaban el
simple propósito de su vida, morir por algo tan elemental como el sustento de la
reina. -desbordadas por el agua que entraba borrando su camino.
Las ventanas que dejaban correr el día. Un dia nublado, húmedo, viscoso. La noche... Llevándose todo; Con implacable voracidad.
Inundaciones que ocurrían de vez en cuando en nuestro barrio,
laberinto nuestro,
laberinto nuestro,
Suburbio del tiempo y la ciudad,
Refugio nuestro.
Refugio nuestro.
De quienes caminan entre los camposantos para llegar a casa y no les
importa más que eso.
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